ASESINOS EN SERIO I: SERIAL KILLERS Y OTROS DESADAPTADOS

CINECLUB EL MURO EN LA TÁVOLA SANTA PRESENTA:

DEL 02 AL 25 DE FEBRERO DE 2023

Desde los inicios del cine, una figura supo concentrar a su alrededor todas las contradicciones existentes entre la acción individual y el interés colectivo, la monstruosidad y la atracción, el villano y el transgresor del statu quo: el antihéroe por antonomasia había nacido, en forma de asesino serial. Inclusive, creadores tan universales como Chaplin, dejaron de lado personajes identificables en todo el mundo como Charlot, dándole paso a detestables figuras como “Monsieur Verdoux” (1947), asesino de viudas. Estos sociópatas que odiamos, hacen una implacable y metódica defensa de su accionar, cuando la ley triunfa al capturarlos. La exposición de motivos durante el juicio es tan fría y despiadada como sus crímenes no solo en “Monsieur Verdoux”, sino especialmente en “M” (1931), de Fritz Lang, donde el increíble monólogo de Peter Lorre se anticipa dos años al triunfo del fascismo en Alemania, en la secuencia final, donde el asesino desestima el tribunal que lo juzga. Asesinos virtuales, como en “Ensayo de un crimen” (1955), de Luis Buñuel, travestidos, como en “Psycho” (1960), de Alfred Hitchcock, masoquistas, escenificando su propia muerte como en “Peeping Tom” (1960), de Michael Powell, fuera de control, como en “Seis mujeres para el asesino” (1965), de Mario Bava, o en pareja criminal, como en “The Honey Moon Killers” (1969), de Leonard Kastle, están detrás de muchos de los modelos o dispositivos narrativos modernos y contemporáneos del género “serial killer”.

Con el ciclo “Asesinos en serio I: serial killers y otros desadaptados” quisimos desestimar a su vez, dos o tres ideas que parecen instaladas tanto en el género como en su percepción cinéfila. Primero, que se trata ante todo de un asunto anglosajón; si bien el aporte estadounidense a la construcción narrativa e icónica del género es indiscutible, su adaptación cultural a las particularidades locales, es un fenómeno universal. Segundo, que solo haciendo referencia a eventos adaptados de la vida real se obtienen hechos creíbles y personajes veraces; las alucinaciones mayormente surgidas de la ficción suelen también capturar la esencia de un comportamiento social, reflejándolo óptimamente. Y tercero, que el serial killer es un ser aislado, cuyo accionar está completamente desvinculado del cuerpo colectivo, o de la responsabilidad institucional. Y es justamente, a través de las monstruosidades individuales, identificables, detestables, denunciables, que cineastas analíticos y geniales, mejor han podido denunciar los regímenes de silencio, complicidad o indiferencia, que hacen de estos sociópatas, figuras posibles, reincidentes, indetenibles. No es de extrañarse que el vínculo entre serial killer y dictadura, la locura individual y la colectiva, sea una pista explorada intensamente.

El Cineclub El Muro, con curaduría de Sergio Becerra*, exdirector de la Cinemateca de Bogotá, propone a su público de la Távola Santa, reactivando la historia cinéfila de Chapinero, este primer ciclo del año, a través del cual podremos juzgar nuestras monstruosidades propias, por medio de las ajenas, termómetro de cuán sanas o enfermas están nuestras sociedades, y los escenarios de relación entre individuo e instituciones, que la puesta en diálogo de esta multiplicidad de obras plantea. El debate queda abierto, para alimentar la segunda parte del ciclo, a lo largo del año.

Consulta la programación

Lugar: La Tavola Santa Centro Cultural
CALLE 55 N° 10-25, CHAPINERO

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